Ligamentos colaterales

Se llama ligamento colateral a cada una de las dos estructuras en forma de cuerdas que unen por los lados de la rodilla, el hueso del fémur con los huesos de la pierna (tibia y peroné): el ligamento colateral medial, o interno, se inserta en la tibia, y tiene forma de banda; y el ligamento externo lo hace en el peroné, de forma parecida a un cordón. La función de estas cuerdas es dar estabilidad a la rodilla, evitando que la pierna se mueva hacia los lados cuando la sometemos a un esfuerzo.

Las lesiones de estos ligamentos se llaman esguinces, y constituyen un desgarro o una elongación excesiva de éstos. Pueden ser de alguna de sus fibras (rotura parcial) o de todas (rotura completa). Es importante comprender que cada ligamento es la suma de muchos fascículos más pequeños, con direcciones y capas diferentes. Por ello, en las roturas parciales se suele conservar bastante estabilidad.

El ligamento medial es el que resulta afectado con más frecuencia. Esto se debe a su estiramiento excesivo:

Por un giro del cuerpo con el pie fijo en el suelo (típico en el fútbol, basquetbol, y en cualquier deporte de contacto).

Y más comúnmente por golpes en la parte de fuera de la rodilla, que la hacen actuar de bisagra estirando la parte de dentro, que contiene el ligamento medial (típico del futbolista que recibe una patada por una entrada “desde fuera”.

El ligamento lateral es más raro que se lesione, y se debe a los mecanismos descritos, pero actuando al en sentido contrario.

Síntomas

Dolor en la zona al apoyar el pie en el suelo o simplemente, al mover la rodilla.

Inflamación en la zona, proporcional al daño sufrido por el ligamento.

El desgarro sangra, siendo frecuente ver un hematoma (moretón) en los días siguientes a la lesión. Aunque el hematoma sea extenso no debe de preocupar al paciente, salvo que tenga trastornos de la coagulación de la sangre.

Si la rotura es parcial no suele provocar la sensación de inestabilidad, es decir, de que la rodilla se mueve de forma anormal al andar. En las roturas completas lo habitual es notar esta sensación.

Cuando se sospecha sospecha de una lesión de los ligamentos colaterales.

Se debe acudir al médico especialista quien deberá realizar una exploración completa de ambas rodillas, para comparar los hallazgos y descartar otras lesiones asociadas, así mismo el ortopedista comprobará la amplitud de la inflamación y el tiempo que ha tardado en producirse, para orientarse sobre la gravedad de la rotura, inspeccionando clínicamente el ligamento afectado, lo que provocará dolor en el punto concreto de rotura.

Forzará la rodilla hacia el lado contrario para tensarlo: si la rotura es completa no se tensa, permitiendo a la articulación abrirse por ese lado. Si la rotura es parcial, la tensión depende de la cantidad de fibras afectadas pudiendo, o no, abrirse la articulación. La apertura articular se llama inestabilidad clínica, porque no es una sensación del paciente, sino un hecho objetivo.

Es muy importante que el médico especialista descarte otras lesiones asociadas que pueden presentarse frecuentemente
Como las roturas del menisco o del cartílago vecinos.

La sensación de inestabilidad también puede aparecer en lesiones de ligamentos cruzados, o del cartílago rotuliano.

Si la articulación muestra inestabilidad hacia alguno de los lados ya sea interna o externa cuando el médico mantiene flexionada ligeramente la rodilla, y además cuando la mantiene estirada, lo más probable es que los ligamentos cruzados estén también rotos.
El paciente debe saber que varias o todas estas lesiones se pueden producir simultáneamente.

Recién producida la lesión, la rodilla puede doler demasiado para permitir la exploración. En este caso, se puede anestesiar localmente y proseguir la exploración, o bien inmovilizar la rodilla con una órtesis inmovilizadora (férula), durante unos 10 días aproximadamente, para que disminuya el dolor.

Los estudios auxiliares que se solicitan son estudios de imagen como:

Las radiografías de rodilla

Las radiografías son útiles para descartar fracturas asociadas. Es relativamente frecuente que una lesión de ligamento colateral medial vaya acompañada de una fractura en el lado contrario de la rodilla, sobre todo en accidentes de tráfico.

La resonancia magnética nuclear

La resonancia magnética nuclear detecta habitualmente las roturas de los ligamentos colaterales y su gravedad, además de lesiones de las demás estructuras de la rodilla.

Es importante señalar que el diagnóstico se realiza clínicamente de esta manera es importantísimo la realización de una historia clínica completa con una adecuada la exploración física orientada a describir la lesión y posibles lesiones asociadas evaluando siempre el grado de inestabilidad de incapacidad para la función que producen.

El tratamiento temporal inicial se basa en cuatro medidas:

Frío local, efectivo durante las primeras 72 horas. Se utiliza la típica bolsa con cubitos de hielo o el “cold pack” (bolsa estanca con un gel en su interior que se enfría en la nevera). Nunca en contacto directo con la piel, para evitar quemaduras por congelación. Lo habitual es mantenerlo unos 20 minutos cada hora, con cuidado de no sobrepasar las tres horas totales al día.

Reposo mínimo de 24 a 48 horas, para evitar aumentar la lesión.

Vendaje compresivo elástico, no rígido para no cortar la circulación de la sangre.

Elevación de la extremidad durante varios días. Si el paciente permanece en cama , se coloca una almohada bajo la pierna, de forma que el pie esté más alto que el corazón. Si el paciente se sienta, apoyará la pierna sobre una silla.
El tratamiento definitivo es radicalmente diferente para el esguince de los ligamentos medial y externo.

El ligamento colateral medial: puede romperse completamente, pero su forma de banda le permite cicatrizar con efectividad. El mejor tratamiento para su lesión es por tanto no quirúrgico:
En casos de ausencia o mínima inestabilidad, basta con un vendaje elástico o una rodillera con refuerzos laterales. Se puede apoyar en uno o dos días.

Si la inestabilidad es moderada, se puede colocar una rodillera articulada (que permite flexionar y extender la rodilla sin forzar sus ligamentos) durante unas 3 semanas, prohibiendo el apoyo en la primera semana.
Si la inestabilidad es importante, se coloca una rodillera articulada durante unas 4 semanas, pero las tres primeras semanas no se debe apoyar esa extremidad.

Una alternativa a la rodillera articulada es el yeso, pero no nos permite mover la rodilla, lo que produce más rigidez durante un tiempo.

En el ligamento colateral externo el tratamiento depende de su grado de rotura, si la cicatrización es completa, es habitualmente poco efectiva, dada su forma de cordón, por lo que se debe operar, y mantener inmovilizado durante un periodo de varias semanas.
Si es parcial, se puede esperar una buena cicatrización y no necesita cirugía, empleándose un vendaje elástico o una inmovilización con yeso, durante cinco o seis semanas en los casos más serios.

Si no se ha detectado en su momento y ha pasado tiempo (lesión crónica), el tratamiento será quirúrgico: realizándose una reconstrucción quirúrgica a partir de aloinjertos tenbdinosos provenientes de un Banco de Huesos y Tejidos que se guíen por los estándares Internacionales y con control de calidad como el Banco de Hueso y Tejidos de la U.A.N.L.

Durante la inmovilización, el paciente realizará ejercicios de tonificación de los músculos de la pierna, para evitar que se atrofien.

Tras la inmovilización, el médico indicará un programa de fisioterapia para ganar movilidad y fuerza en la rodilla, permitiéndose los ejercicios vigorosos cuando desaparezca la inestabilidad.

Los esguinces aún en los casos más graves de ligamento medial, incluso tras el tratamiento, pueden dejar algo de inestabilidad y molestias como pinchazos en la rodilla, pero no limitarán la actividad física del paciente, ni evolucionarán hacia la artrosis (desgaste articular).
En cambio, en el caso de una rotura completa de ligamento lateral no operada lo más probable es que se produzca una inestabilidad importante aunque poco dolorosa, pero evolucionando casi siempre hacia la artrosis (desgaste articular).

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